jueves, octubre 07, 2010

Editorial 16

Expropiaciones y apropiadores

Desde el 2001 la recuperación de fábricas por parte de los trabajadores es un proceso en expansión. Y esto se debe, entre otras razones, a que las patronales siguen vaciando y dejando en la calle a los obreros ante un desbarajuste económico, a que los trabajadores se han unido para dar lucha y, debido también, a que el control y la gestión obrera han demostrado ser productivas y eficientes.


Sólo para mencionar algunos ejemplos de lucha y organización de los trabajadores se pueden hablar de Fasinpat (ex Zanón), Chilavert Artes Gráficas, Bauen Hotel, Brukman, etc. En estos casos, como en otros, las empresas son administradas por los propios trabajadores, las ganancias se reparten preponderantemente en forma equitativa, se mantienen orgánicamente a través de asambleas en las que se deciden los pasos a seguir y funcionan sin patrón.

En otra ramificación de empresas recuperadas se encuentran aquellas que no mantienen la gestión administrativa en manos de los trabajadores. Se encuentran intervenidas por la justicia, mantenidas en un vacío legal o directamente están bajo la injerencia del gobierno nacional: algunos casos son Papelera Massuh, Coop. Los Constituyentes, Coventry, Papelera Platense, etc.

En los últimos días se realizó un referéndum en Cutral Có (Neuquén) para decidir sobre la expropiación de Cerámicas Stefani. La victoria fue para el Sí a la expropiación: 5000 votos a 46. Sin embargo, la expropiación no se realizará porque la justicia exigía que se llegase al 50% + 1 del padrón electoral. Insólito artilugio, al actual intendente de Cutral Có le bastaron algo más de 4.000 votos para ocupar su puesto.

Es decir que ante la presión que generan los movimientos de trabajadores organizados, la eficiencia de las fábricas bajo control obrero, los estudiantes y los maestros en las calles, las diferentes organizaciones sociales, etc.; el statu quo se las rebusca dentro de un marco legal hecho a su medida, para seguir manteniendo su lugar de poder. Cooptando las luchas de los trabajadores con punteros y emisarios como en Massuh (como está intentándolo con el diario Crítica), con triquiñuelas legales como en Cerámicas Stefani, o con la represión infame como lo hicieron contra los trabajadores de Kraft Food – Terrabusi.

El discurso progresista del gobierno nacional se hace humo ante el conservadurismo de su accionar. Sino, hay que mirar la amenaza de judicialización de la protesta que les cayó encima a los asambleístas de Gualeguaychú, anunciada por el Jefe de Gabinete, el mismo que nos contaba allá por el año 2002 el accionar de las fuerzas de izquierda creando las condiciones que luego llevaron a los “inevitables” asesinatos de Maxi y Darío, bajo el gobierno del hoy desconocido para ellos Eduardo Duhalde. Debemos recordar que el mismo N. Kirchner había denominado a la lucha de los asambleístas entrerrianos como una “causa nacional”. La capacidad de “reacomodamiento coyuntural” del líder del FPV ya no es una novedad: si para cimentar su base popular apostó a la famosa transversalidad, cuando las huestes sojeras hicieron que las papas quemaran, Moyano y el aparato a pleno fueron la salida. Hoy, de cara a 2011, matrimonio igualitario y ley de medios mediante, comienza a hablarse de un nuevo frente progre.

Lo que aparece claro después de todo es que no quieren que las experiencias positivas de control obrero o de sistemas de democracia directa sigan prosperando y se repitan. El poder para los politiquitos no se reparte, se ejerce. Autoritariamente o con velos progresistas, pero nunca, siquiera, democráticamente.

Las preguntas que surgen entonces son: ¿Qué pasará con Mahle? ¿Qué pasará con Cerámicas Stefani? ¿Dejarán que las experiencias positivas de control obrero se desarrollen? ¿Para cuándo la sanción de una ley nacional de expropiación?

¿O a caso van a terminar demostrando sin tapujos que el kirchnerismo es sólo la reestructuración discursiva de la clase dominante ante los trabajadores?