sábado, junio 16, 2007

Manifiesto Zordista

El Zordo no usa piyama en la carroza del Presidente...usa overol, como los obreros de Zenón, de Chilavert, de Grissinopoli.

El Zordo no permanece hinerte frente a la muerte...no se acostumbra, no agrada, no disimula...se mezcla con los 650 cc de alcohol que viajan en la molotov...

El Zordo no escribe para le pueblo...escribe con las tripas del pueblo las verdades de su lucha. Recorre sus mierdas, sus mierdos, sus voluptuosidades, sus orgasmos y sonríe en la explosión.

El Zordo es una desgracia, y las desgracias sólo tienen conciencia de que "al pasado no regresaremos jamás".

El Zordo construye ética de la violencia. Se edifica dialécticamente con los cadáveres, aprende, revienta, llora y patalea. Sabe que no hay clarinete que detenga su estampida.

El Zordo no es inocente. No se excluye, no se margina, no muestra salubridad. Somos enfermos mentales, somos monstruos, compañeros y compañeras inhumanos y muy pero muy felices de saber de qué lado de la guerra estamos.

El Zordo no inventa nada nuevo. No necesita presentificar las palabras. Es pura praxis, y se caga en la mismísima madre de la mercancía. Vive con sus contardicciones, perfuma su istinto, y asume sus actos como irreversibles.

El Zordo no representa minorías. El Zordo solo sabe de explotadores y explotados. No le hace el juego a los adoradores del pistacho. Y trabaja con el resto, refuncionaliza a Dionisios para la liberación.

El Zordo no cuenta los minutos para que algo ocurra, prefiere quemarse y embarrarse hasta el fondo, aunque a muchos les parezca un accidente.

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